Por qué pedimos celebrar un Mundial con Portugal

Con Portugal sí o sí. La RFEF ni se lo había planteado puesto que la intención “desde el principio” fue el de compartir candidatura. Porque en los más de 20 años de mandato Villar no ha organizado ningún campeonato de relevancia; porque aspire a algún puesto más importante en FIFA o UEFA y no quiera enemigos; porque sea necesaria menor inversión; porque económicamente ¿reporte más a España que organizándolo solo?...

Ángel María Villar confirmó ayer lo que dejó entrever el día de su reelección como presidente de la RFEF, el pasado 24 de noviembre: España optará a la celebración del Mundial de 2018 conjuntamente con Portugal. El país vecino nos ganó en 2004 la puja por la organización de la Euro y ahora se convierte en aliado. Muchas veces se tendrán que sentar Villar y su colega portugués, Gilberto Madaíl, para tratar de imponer deseos de nuestra Federación tales como la sede de la final y el lugar de la oficina donde se tramite la candidatura, en ambos casos Madrid. El 2 de febrero habrán tenido que enviar la solicitud formalmente a la FIFA, quien ha influido en la decisión de que fuera una candidatura de dos países.

Villar ha atendido la petición de Joseph Blatter, presidente de la FIFA. El suizo ha insistido en numerosas ocasiones al presidente de la RFEF para que se presentase a organizar un mundial en 2018. Esos sí, a FIFA le gusta la idea de que la organizase con su vecino Portugal y esta vez Villar ha seguido el consejo del que será juez de la decisión. En la anterior ocasión que se vio en una de estas fue cuando la UEFA aconsejó que la petición de la Euro 2004 fuera junto a Portugal, los lusos también estaban de acuerdo pero España prefirió ir por su camino. Era 1999 y el resultado fue nefasto para los intereses de la RFEF.

España vuelve a la carga diez años después de aquel batacazo

Sorprendió la decisión final, incluso a los vencedores. Aunque más sorprendieron las explicaciones de la UEFA: “Portugal lo merecía por infraestructura, comunicaciones, estadios y hoteles”. España, entre otras cosas, tenía casi el doble de plazas hoteleras, Portugal tuvo que construir cinco estadios y remodelar otros cinco… Villar no compartió las justificaciones y declaró simplemente que la UEFA se había “equivocado”. Pelillos a la mar, han pasado diez años.

Villar, en la cena de Navidad, postuló que nunca habían meditado organizar el Mundial a solas. Ayer, Jorge Carretero, portavoz de la Federación, explicó a este periódico que “siempre se ha pensado organizarlo con Portugal por nuestra vecindad y porque ellos y España se lo merecen”. La celebración de la Eurocopa en 2004 asegura que “no es un problema, sino todo lo contrario; ya tienen las instalaciones listas”.

No es de extrañar que la Federación portuguesa esté encantada con este reparto del pastel. Un Mundial de fútbol está considerado el segundo evento más importante de todo el mundo deportivo, sólo por detrás de los Juegos Olímpicos. Echando un vistazo a lo que supuso el último mundial de Alemania (2006), uno se explica la alegría lusa. Unos 3.000 millones de euros se embolsaron las arcas del estado germano más 500 millones en beneficios publicitarios para los dos años siguientes. Ese verano incrementó su PBI un 0,5%. Además, y en lo que respecta a las cuentas corrientes de la población, el turismo generó ingresos de 1.000 millones de euros.

Estos datos se podrían quedar pequeños a tenor de los datos publicados por Turismo. Afirman que si el mundo gira su cabeza en 2018 hacia Iberia los “dos millones de turistas” generarían unos 1.800 millones de euros. Y eso que todavía no conocen ni las sedes. Lo único que han podico confirmar fuentes de la RFEF a El Confidencial es que aún es muy pronto para hablar ciudades y estadios. Lo que sí han asegurado es que lo lógico es que la final se celebre en la capital española, así como el partido de apertura y la oficina central de la candidatura.